En mayo de 2013, el equipo Devon Ladies que entrené ganó el campeonatos del suroeste al final de mi primera temporada como entrenador en Inglaterra.
Los jugadores en la cancha por puntos de campeonato que se muestran arriba representaban seis nacionalidades diferentes: inglesa, polaca, checa, italiana, española y filipina. Esa es una muestra de la diversidad étnica del voleibol del Reino Unido. Me imagino que entrené a jugadores de unos 25 países diferentes en mi tiempo allí.
Esa victoria en el torneo fue realmente satisfactoria. Me hice cargo del equipo de Devon a la mitad de su liga nacional Campaña de la División 1 esa temporada. Estaban 1-7 en ese momento, sentados en la parte inferior de la clasificación. Cambiamos las cosas y ganamos siete seguidos después de que asumí el cargo. Fue difícil ir al principio, con muchos juegos de 5 sets, pero ganamos impulso y manejamos a los equipos fácilmente más tarde. Nuestra única derrota fue el último día de la temporada. Perdimos un partido de 5 sets al equipo que ganó la liga. Vencimos a ese mismo equipo en la final del torneo South West Championships para llevarnos el oro.
No pude evitar reírme de poder hacer eso. Eso probablemente suene un poco extraño, así que déjame explicarte.
Desde la primera vez que pisé una cancha en Inglaterra, incluso antes de tomar la decisión de ir allí para obtener mi doctorado, escuchaba rumores de: «Ese es el entrenador estadounidense». Había una sensación de asombro que parecía seguirme durante mi primer año.
Fue muy extraño y un poco inquietante. No traje un historial grande e increíble conmigo. Según los estándares estadounidenses, lo más probable es que estuviera bastante en el medio del camino. Sin embargo, el hecho de que yo fuera un entrenador de los Estados Unidos aparentemente me dio un aura de majestuosidad en el voleibol.
La razón por la que me reía de ganar los South West Championships es porque no pude evitar pensar que hacerlo tendía a respaldar las percepciones de la gente sobre mi calidad como entrenador estadounidense. Esto fue especialmente así dado cómo le fue al equipo de Devon en la liga y cómo les fue a los equipos de la Universidad de Exeter que entrené en BUCS competencia ese año.
Afortunadamente, esa cosa del aura estadounidense eventualmente se desvaneció cuando la gente me conoció. Cualquier respeto hacia mí a partir de entonces se ganó. Esa fue una sensación mucho más cómoda.
Como bis yo llevó al equipo femenino de Exeter a las semifinales nacionales (lo más lejos que jamás habían ido por un largo camino) al año siguiente. 😀
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