Parte de los requisitos del Programa de Acreditación de Entrenadores de Voleibol de EE. UU. Nivel II (CAP II) (cuando eso era una cosa) era que los entrenadores escribieran un artículo para su publicación. Uno de tales artículo fue publicado en el sitio web de USAV titulado Recipe for a Setter por Peggy Kane-Hopton. En él, Peggy presenta lo que ella considera las cinco características clave de un buen colocador.
- Habilidad atlética y toque
- Comunicación y liderazgo
- dureza mental
- Comprensión del juego
- Atributos físicos
Uno podría inclinarse por fusionar el n. ° 1 y el n. ° 5, pero creo que prácticamente todos capturan los elementos principales. Básicamente coinciden con lo que hablo en la publicación. Elegir un colocador.
En la primera sección, Peggy dice: «La habilidad más importante del colocador es la capacidad de llegar a la pelota». Un toque rápido es la siguiente cosa importante. Esto me recuerda una pregunta que me hizo un ex compañero de equipo, entonces entrenador de la División I en nuestra alma mater. Hace unos años, me preguntó si calificaría mejor los buenos pies o las buenas manos para un colocador. Dije pies, y por lo tanto estoy de acuerdo con Peggy. Dijo manos.
En la última sección hay una línea que creo que es clave.
“El colocador debe ser capaz de moverse rápidamente para llevar la pelota al punto”.
Junto con los setters en realidad no llegar al objetivo, este es un problema para muchos setters. En vez de pegarle al balón y ponerse en una buena posición para ejecutar el lance, cronometran y llegan al mismo tiempo que el balón. Esto significa una plataforma de configuración menos estable y, casi con certeza, una consistencia de configuración más baja.
El único comentario que quisiera que sea contrario al artículo de Peggy es que a veces el lado mental de las cosas puede compensar las deficiencias físicas. Las habilidades de liderazgo y/o la capacidad de leer el juego de un colocador compensan el hecho de ser pequeño, un poco lento o algo por el estilo.
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