Un entrenador de voleibol del área de Devon, Inglaterra, publicó una vez en Facebook mientras miraba un partido de fútbol. Acababa de ver al portero del Manchester United enfrentarse a un disparo. Observó que estaba en movimiento cuando en el momento del disparo. No solo eso, estaba fuera del suelo.
Yo mismo he pensado en esto muchas veces mientras veía partidos de fútbol. Al entrenar la defensa de los jugadores de voleibol, queremos que se detengan en contacto con la pelota. Los queremos equilibrados. Queremos su peso hacia adelante para permitir la reacción en cualquier dirección. Al menos deben estar listos para moverse en la dirección de su responsabilidad principal.
Si un defensor todavía se está moviendo, como mínimo luchará por obtener una pelota que vaya a cualquier otro lugar que no sea su dirección de movimiento. Si un defensor no toca el suelo en el momento del contacto con el bateador, entonces necesariamente tiene que esperar esa fracción de segundo hasta que vuelva a tocar el suelo antes de poder impulsarse en la dirección de la pelota. Un defensor con los pies planos, o con el peso sobre los talones, no podrá recibir ningún balón que no le pegue directamente.
Ser portero en el fútbol es muy parecido a defender en el voleibol desde esa perspectiva. Sí, hay diferencias. Sin embargo, un portero debe estar quieto y equilibrado en contacto con el balón cuando anticipa un tiro. Al igual que con el voleibol, el posicionamiento debe hacerse con anticipación. Y, sin embargo, veo que los porteros profesionales en las mejores competiciones fallan regularmente en este sentido.
Tal vez los entrenadores de voleibol podamos contratarnos en clubes de fútbol profesional para ayudar a clasificar a sus porteros. Probablemente podamos hacer más que entrenar nuestro deporte. 🙂
Por cierto, como en el voleibol, evitar que el otro equipo anote no es la única consideración al hacer un guardado.
0 Comments