Phil Jackson hace una observación en la introducción de su libro Aros Sagrados que, parafraseado, dice así:
La creación de un equipo exitoso requiere que las personas involucradas entreguen su interés propio por el bien común, de modo que el todo sume más que la suma de las partes.
Esto es tan cierto. He estado en ambos extremos del espectro con este tipo de cosas. Un año, cuando entrenaba en la División I de la NCAA, ciertos jugadores estaban más concentrados en su disgusto por los demás y en tratar de hacerlos quedar mal que en el esfuerzo del equipo o su propio desarrollo. No en vano, esa fue una temporada horrible.
Por otro lado, el equipo femenino de Exeter 2013-14 se comprometió colectivamente con un objetivo: llegar a los octavos de final. ¿Hubo algunos roces personales? Absolutamente. No vas a tener 14 jugadores que en el transcurso de una temporada de 6 meses estén de acuerdo en todo y siempre se lleven perfectamente.
Creo que, como entrenadores, probablemente todos sabemos esto en un nivel u otro. Sabemos que tenemos que intentar fomentar la orientación del equipo. Uno de nuestros grandes desafíos es lograr que nuestros jugadores lo hagan. Aunque déjame hacerte una pregunta…
Eres sacrificar sus propios intereses por el bien del equipo?
Reflexiona sobre eso y déjame saber lo que piensas.
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